Category: Emprendimiento

¿Cómo obtener capital inicial?

VentureCapital

Probablemente una de las primeras preguntas que aparecen cuando se está empezando a emprender es de dónde vamos a sacar ese dinero inicial que va a poner en marcha nuestro proyecto. Sin adelantarnos a una entrada que pronto escribiré, quiero decirles que en la actualidad en el mundo del emprendimiento, el dinero es algo secundario, es decir, existen múltiples formas de comenzar un emprendimiento sin capital inicial (ej. una plantilla de WordPress como esta).

De todos modos, esta vez nos centraremos en los lugares y personas en que ustedes, futuros emprendedores, pueden conseguir capital para dar un paso significativo en su proyecto. Vamos a mencionarlas esquemáticamente:

Pilotos de Prueba: los pilotos de prueba son aquellos usuarios que se comprometen a pagar por un servicio incluso antes de que esté terminado. Son gente que deposita mucha confianza en ti y son ideales en cierto tipo de emprendimiento. Para ejemplificarlo, imaginemos que vamos a crear un servicio de banquetero de matrimonio. Supongamos que queremos ganar “X” cantidad de dinero por nuestro servicio en total y, además, sabemos que la compra de nuestros productos (alimentos, utensilios, etc.) cuesta “1/2X”. A nuestro piloto de pruebas le decimos que, para hacer efectivo el servicio de banquetería para su matrimonio, debe pagarnos previamente “1/2X”. Como ya habrán adivinado, con el adelanto de nuestro piloto de pruebas podemos pagar todos los productos que necesitamos. Si todo sale bien, al finalizar el evento tendremos la otra mitad del dinero. En este caso no necesitamos, teóricamente, un capital inicial aparte del que nos entregó nuestro piloto de pruebas.

Las “3F”: estas  siglas corresponde a lo que en ingles se llama “Friends, Fools and Family” (Amigos, Tontos y Familia). Es simple de entender: cuando se requiere de un capital inicial y la idea es buena, los primeros que estarán dispuestos a donar para que demos nuestro primer paso son los amigos de toda la vida, nuestros familiares más cercanos con sus ahorros y, -no lo tomemos en el sentido más peyorativo- los tontos. Estos últimos no son “tontos” en el sentido tradicional de la palabra, sino que son aquellas personas que están dispuestos a depositar dinero y confianza en ti sin que por ello debas garantizarles algo. Claramente para ellos es algo arriesgado o “tonto”.

Addconsumers: podríamos traducir esto como “clientes recomendadores”. Son aquellas personas que se comprometen al máximo con tu producto, identificándose casi con él. La idea es que estas personas hagan publicidad gratis a tus primeros productos y atraigan más clientes para poder tener capital inicial. Supongamos que tenemos un amigo muy famoso en redes sociales: le pediremos que se saque una foto con nuestro prototipo de producto y la publique. Si el personaje tiene arrastre, siempre llegará alguien que quiera uno de esos productos que él promociona. Mientras nos pague por adelantado, no tendríamos problemas.

Inversores Ángeles: este tipo de inversores es mucho más conocido por la gente experimentada en el mundo del emprendimiento. Se trata de personas que se dedican, literalmente, a financiar emprendimientos. Obviamente ellos esperan una regalía, un porcentaje o algo por financiar el proyecto en su etapa inicial. Todo dependerá del inversor. Un buen lugar para encontrarlos son las universidades. Muchas veces son profesores de disciplinas relacionadas a los negocios, al comercio, a la ingeniería, etc. Si puedes hablar con un profesor de esta área, sin importar si sea un inversor ángel o no, siempre tendrá un contacto o un dato de quien podría ayudarte. No se pierde nada con preguntar.

Crowdfunding: el crowfunding es una manera de obtener capital inicial que se abre paso vertiginosamente en el mundo del emprendimiento. Cada vez son más y más las comunidades que se dedican a este formato de obtención de capital. Explico cómo funcionan: entra a una página web especifica y escribes cuál es tu idea, cómo la llevaras a cabo, cuánto dinero necesitas y qué ganaran los que te ayuden. Luego de esto, si la idea tiene algo de potencial y puede seducir al público, comenzarán a donarte distintas cantidades de dinero hasta que cumplas la meta. Imaginemos, por ejemplo, un emprendimeinto que busca recuperar una vieja camioneta para convertirla en local de comida oriental ambulante. Una vez que fijamos la cantidad de dinero que necesitamos para levantar el local, ofrecemos a aquellos que nos aporten con capital una tarjeta de socio con un descuento del 10% en cada una de sus compras. Si el proyecto es suficientemente atractivo, la gente se verá tentada a aportar un poco de dinero para que salga adelante. Si consigues mover una importante cantidad de gente, ya tendrás el capital necesario para echarlo a andar. ¿Necesitas más información? http://www.crowdfunding.com/
(Nota: Las comunidades de crowdfunding suelen ser internacionales, por lo que es mejor enfocarse en emprendimientos de carácter mundial. Ejemplo de esto puede ser una página web con contenido específico. Si propongo la idea de abrir un restauran en mi barrio, es poco probable que consiga apoyo de gente de otros lugares del globo).

Ahora pasamos a las formas más tradicionales de conseguir capital inicial: la pública y la privada.

Pública: generalmente los países cuentan con múltiples mecanismo para ayudar a emprender a sus ciudadanos. Por nombrar algunos, tenemos el capital semilla, fondos concursables, becas, incubadoras, startups, etc. Muchas de ellas dependerán del tipo de emprendimiento que se quiera llevar a cabo. No puedo detenerme a explicarlas todas, e incluso ameritan una entrada en el blog en sí mismas. Si te parecen interesantes, te animo a que busques en las páginas relacionadas al Ministerio del Desarrollo.

Privada: En este punto llegamos a, básicamente, pedir un crédito en el banco. Este sistema de obtención de capital es mucho menos engorroso que el público u otras alternativas que mencioné más arriba. La dificultad es que, si el emprendimiento no va bien, uno entra en una deuda que puede ser muy dolorosa. Además, los bancos están interesados en que puedas devolverles el dinero que te prestaron, no en la rentabilidad de tu idea. Imaginemos, por ejemplo, que Steves Jobs quiere hacer una nueva gran empresa que será un éxito pero necesita comprar primero una computadora y no tiene dinero. Si pide un crédito al banco, éste estará interesado en que Steve Jobs pueda pagarle a tiempo la suma que necesitó para comprar la computadora y no le interesará la rentabilidad que tendrá a largo plazo su idea. Por lo mismo es mejor tratar estos asuntos con los inversionistas, quienes piensan en lo que puede dejar con el tiempo un buen emprendimiento. No digo que hay que evitar el sistema de obtención de capital a través de crédito, sino que, estratégicamente, debe ser nuestra última opción. Un error común que comete mucha gente que está empezando a emprender es comenzar endeudándose en el banco sin siquiera haber probado su idea.

Eso es todo por esta entrada. Sigan atentos a lo que próximamente estaremos publicando en el blog pues más de una buena recomendación o idea se pueden llevar.

¡Suerte en su emprendimiento!

¿Asociarse o contratar? La clave para un buen equipo

equipo

Uno de los problemas más comunes en los primeros pasos de un emprendedor es que muchas veces termina asociándose con personas que, al final de cuentas, pudo haber contratado.

Si bien es una recomendación vital para un buen emprendimiento el tener un excelente equipo detrás de la idea, esto es tema para otra entrada. Hoy nos concentraremos en la capacidad de discernir entre asociarse con alguien o contratarlo externamente a la idea de negocios. Primero que todo, debemos fijarnos en si su función es puntual o perpetua a lo largo del modelo de negocios. Por ejemplo, si mi emprendimiento es una pastelería con servicio de entrega a domicilio de pasteles de cumpleaños personalizados, probablemente requiera de un canal de contacto, en este caso hipotético, de una página web. Al parecer es vital para mi emprendimiento el tenerla, por lo cual necesito a una persona que diseñe la página, compre un dominio y la suba a la web. Si busco a alguien y no tengo dinero, probablemente le ofrezca un porcentaje de dinero obtenido una vez que mi idea empiece a funcionar, es decir, sería cofundador. El problema es que una vez que haya realizado su trabajo, su función se reduce muchísimo, incluso tan sola a la administración de la página, cuando cualquiera podría hacerlo una vez que esté en la web, o podemos pagarle a un community manager una cantidad menor por hacerlo. Nuestro programador estaría recibiendo una jugosa cantidad de dinero de nuestra pastelería por no hacer prácticamente nada. Por esta razón, dependiendo del emprendimiento, muchas veces es mejor contratar que asociar, incluso cuando tengamos muy poco dinero pues, a largo plazo, lo agradeceremos.

Si contamos con poco dinero podemos decirle incluso que le pagaremos a plazo, que solo necesitamos un beta o prototipo del producto o, en el peor de los casos, pedir un préstamo para pagar su servicio (en una próxima entrada hablaremos de cómo conseguir dinero para el emprendimiento a través de “las tres F”), pero asociarnos con él nos limitará profundamente a futuro, pues podría haber diferencias en cómo dirigir el emprendimiento. Si es cofundador, también tendría decisión política y gerencial en la idea que llevaremos a cabo.

Un segundo caso donde es mejor contratar que asociar es cuando intuimos que el otro miembro no podría conformar un buen equipo, tanto porque no es capaz o porque no tiene el mismo entusiasmo. No hay nada más dañino para un equipo de trabajo el que uno o más de sus miembros falte a las reuniones, no se preocupe de los demás o simplemente no tenga la energía y entusiasmo necesarios para llevara adelante los primeros pasos del emprendimiento. Hay muchísimos casos de grandes ideas que no pudieron llevarse a cabo porque uno o más miembros del equipo no sintonizaron en armonía con otros participantes. Incluso nosotros mismos podemos perder el ánimo en la idea si vemos que nuestro compañero convierte cada reunión en una excusa para beber alcohol y participar de un “club de amigos”.

Si no es un buen miembro para el equipo, y si su función no es vital pero recurrente, podemos contratarlo y pagarle cada vez que se requiera de su trabajo, así como un freelancer, sin que esto ponga en riesgo el emprendimiento.  A largo plazo se verá que esta fue la mejor decisión.

Ahora que ya sabemos algunos casos donde es mejor contratar que asociar, podemos dar más seguros los primeros pasos en el apasionante camino del emprendimiento. Prontamente habrá una entrada en el blog en torno a cómo hacer un equipo ideal para llevar a cabo una idea de negocios, así como de dónde levantar los primeros fondos de ingresos para echar adelante el prototipo de idea. ¡Manténganse atentos!

¿Qué ideas son buenas para emprender?

Idea

 

Todos tenemos ideas, eso ténganlo por seguro. Lo que diferencia a un emprendedor de una persona normal es la capacidad de llevarlas acabo. Las ideas, de todo el proceso de emprendimiento, es lo más barato y lo más variado. Por esta misma razón, el tiempo que debemos invertir en ellas es el mínimo. La mayor parte de la gente se la pasa toda la vida con buenas ideas que nunca llega a realizar por falta de iniciativa. El buen emprendedor es aquel que puede traer algo de lo más abstracto a lo concreto.

Ya dando este primer paso -que es decidirse a traer a la realidad una idea- todavía falta un largo trecho en el camino del éxito. Por lo cual, el siguiente punto sería determinar aquellas ideas que son viables para emprender. De seguro, si lo pensamos lógicamente, todas las ideas son viables, pero como emprendedor debemos saber cuales son las que nos pueden reportar un mayor éxito que otras. Justamente de eso trata esta entrada.

Primero que todo, la mayor parte de las ideas de un emprendedor vienen de sí mismo. Con esto no les digo nada nuevo, pero es justo aquí donde aparecen los peores empredimientos. Si bien muy buenas ideas han aparecido a título personal, casi siempre lo que a uno mismo le gusta, no es la preferencia del resto. Me explico: quizás yo disfruto mucho de los trajes de astronautas para peces, y estos no están en el mercado. Acabo de confeccionar uno y se le ve hermoso a mi pez pero ¿le gustaría a otra persona? probablemente encontremos a alguien que también le guste, pero no la convierto por eso en una idea de negocios viable pues el nicho es muy pequeño. El problema es que no solemos estar muy abiertos a la críticas, y menos a las que atañen a nuestros gustos personales y, a la vez, creemos que lo que nos gusta a nosotros es lo mejor y que por ende debería gustarle a todos. Lo que un buen emprendedor entiende es que uno no debe crear lo que uno mismo quiera, sino lo que los demás necesitan.

Este es el secreto: en vez de centrarnos en nuestras propias ideas, debemos fijarnos en lo que desean los demás. Debemos tener nuestros sentidos alertas para poder identificar las necesidades del mercado. Una vez que identifiquemos una necesidad que pertenezca a un considerable número de personas, podemos pasar a idear una solución innovadora que sea atractiva para el público.

Cómo poder estar en contacto con las ideas del público o encontrar herramientas para poder sistematizar, por ejemplo, encuestas, son temas de otras entradas, así que quédense atentos al blog porque más adelante se nos viene mucha más información